domingo, 19 de enero de 2014

Una mujer...

Una mujer llora, su marido está sentado a su lado, mirando al suelo. Se llama Merche. Nos está contando que hace 7 años, trabajaban los 2 y decidieron comprar un piso. No era una inversión porqué sí. Querían tener una casa suya, donde vivir, algo para dejar a sus hijos el día de mañana. Y el banco se lo puso muy fácil... Al poco tiempo de comprarse el piso, ella perdió su empleo. Él, transportista autónomo, empezó a notar cómo le bajaba la faena. Lo que viene a continuación ya lo sabes: la hipoteca y los recargos por impago, de casi un 30%, fueron haciendo bola de nieve hasta que llegó el momento de decidir entre comer o pagar la hipoteca. 

Renegociaron el préstamo hipotecario varias veces: cada vez que iban al banco a explicar que no podían pagar, éste les “refinanciaba” haciendo que la bola se hiciera más grande todavía. Pero aún así, no llegaban. Hasta el punto que en algún momento, cuenta, se plantearon quitarse la vida… 

Entonces pensaron que eso sería rendirse y dejarían a sus hijos huérfanos. No conocerían a sus nietos. Se pusieron en contacto con la PAH. 

Elena, coordinadora de la PAH del Camp de Túria, nos presenta la Plataforma y sus diferentes áreas de actuación: acompañamiento en negociación con el banco para lograr la dación en pago, paralización de desahucios, recuperación legítima de viviendas desocupadas embargadas por bancos rescatados (con nuestro dinero), alquileres sociales, … El siguiente vídeo explica perfectamente el fondo del problema y cuál es la única solución actualmente: desobedecer. 



Elena nos explica que el mayor problema al que se enfrentan en la Plataforma es el estado de desesperación en el que llegan las personas afectadas. La falta de conocimientos legales se compensa con facilidad, pero el daño moral, la culpa, la angustia que sufren, es difícil de mitigar. Así que reparte abrazos. Y cuando Merche termina la exposición de su problema, se levanta y corre hacia ella para darle un abrazo.

Ese abrazo significa: gracias por tener el valor de llegar hasta aquí. Te comprendo. Tienes derecho a sentirte mal. Creías que lo conseguirías pero el sistema no está hecho para que lo consigas. Pensabas estar sola. No te preocupes, estamos aquí. Te ayudaremos a encontrar el valor de enfrentarte a tu banco. Te acompañaremos para que puedas recuperar tu vida. Es sólo dinero. No te quedarás en la calle porque todos juntos vamos a buscar una solución justa a tu problema. Todos juntos, se puede.


La historia de Merche es sólo una historia entre tantas otras. Miles de familias se encuentran en la misma situación. Si conoces a alguien que está viviendo ese mismo infierno, recomiéndale contactar con la PAH. Tú puedes ayudarla.

sábado, 4 de enero de 2014